De vez en cuando aparece en este nuestro mundillo gente que pese a no ser de los habituales van labrando un camino que en muchas ocasiones dejará impronta. Es gente con espíritu de sacrificio, de aventura y esfuerzo.
En este caso además, para nuestro orgullo como gallegos, nos honra que sea eso, gallego y que sea aquí, en nuestro congreso, donde realice su primera intervención pública con aficionados europeos desde que inició sus estudios en Japón realizando un taller de bonsái en DUBRABONSAI CGB-2016
Desconocido por muchos, de momento, pero con un tesón a prueba de bombas sabemos que , dentro de algún tiempo, tendremos a mano a un gran artista.
Nos ha parecido interesante reeditar la entrevista que le hicimos a Manuel en el año 2014, ya han pasado 2 años, donde descubrimos a uno de esos aventureros que han decidido llevar su pasión por el bonsai un poco más allá y han viajado, no a la luna, pero si a la cuna del bonsái para dedicar años de su vida a su estudio.
1ª- Poco sabemos de ti, solo que te llamas Manuel Germade y que eres un gallego en Japón. ¿Qué más nos puedes contar?
Soy gallego, sí, de las Rías Baixas. Concretamente de la comarca del Morrazo. Podría decirse que mitad de Bueu mitad de Cangas. Siempre he sido un gran amante de la naturaleza, especialmente de las plantas. Me gusta disfrutar del medio natural que me rodea. Supongo que siendo de pueblo y viviendo en Galicia, es inevitable. Así que pasé mi infancia observando y ayudando a mi abuela a cultivar el campo. Pero también haciendo excursiones por los montes de mi entorno y familiarizándome con lo que en ellos había. Es por eso que estudié biología y me decanté por la especialidad de vegetal.
2ª-¿De dónde te viene la afición al bonsai? ¿Como empezaste?
Mi primer contacto con el bonsai fue en un centro comercial, con apenas 5 o 6 años. Mi tía, conocedora de mi interés por las plantas, me llevó para que viese una especie de naranjos en miniatura que anteriormente habían llamado su atención. Aquel día no tuve la suerte de adquirir un ejemplar de aquellos, porque se suponía que era algo muy caro y que requería una serie de cuidados no aptos para un niño de aquella edad. Sin embargo, el simple hecho de verlo, despertó en mí gran interés y curiosidad.
Posteriormente entró en escena Karate Kid y eso supuso un nuevo reencuentro con el maravilloso mundo del bonsai. Ejerciendo el papel de niño pesado conseguí que me compraran un arbolito de aquellos. El primero fue un fracaso. Al principio parecía ir bien, pero se murió pronto. Sin embargo, ver que tenía una maceta vacía me hizo pensar en como poder llenarla. Así que busqué un pequeño ejemplar para ella en mi jardín. Éste se portó mejor que el que había comprado. Entonces mi tía se dio cuenta de que realmente estaba interesado en la materia y no era un capricho. Por eso me fue regalando algún que otro libro.
Mis primeros años pasaron a base de lectura y ejercicios de prueba y error. Recolectando material de mi jardín, plantando semillas, esquejes, haciendo mis primeros acodos, etc. Una etapa marcada por muchos altibajos, pues carecía de un centro especializado donde comprar el material necesario o de un lugar donde recibir una enseñanza adecuada. Esto y la falta de tiempo, por culpa de mis estudios y cambios de residencia, hizo que en muchos momentos me plantease abandonar.
Hasta mi primera visita a Japón, podría decirse que he sido autodidacta. Únicamente una tarde de visita al jardín de Carlos Barreiro, en la que pude observarlo trabajar. Hecho que supuso un gran punto de inflexión, porque desde aquel día me lo empecé a tomar todo más en serio. Y por mi asistencia, en 4 ocasiones, a algunos de los cursos de fin de semana impartidos por David Benavente, en Alcobendas, Madrid.
3ª-¿Qué te llevó a viajar a Japón?
Leer libros y revistas me aportó, no solo información de cómo hacer bonsai, sino de cual era su procedencia y su historia. Es por eso que siempre tuve un especial interés por Japón y su cultura. Así que desde muy joven, sentí que lo ideal sería poder viajar al país nipón para estudiar bonsai como debe ser estudiado. Entonces, podría convertirme en un verdadero maestro en dicho arte. Pero todo esto resultaba muy utópico.
En vista de que la opción de Japón era prácticamente imposible, ya que así me lo hacía ver todo el mundo, opté por contactar con algunos de los profesionales de este país. Mi intención era estudiar bonsai de forma prolongada, no a base de cursos de fin de semana. Y así lo hice saber a cada uno de ellos. Pero creo que solo una persona me contestó, dándome su negativa. De las otras, aún a día de hoy estoy esperando respuesta.
Como veía que todo se complicaba demasiado. Lo dejé un poco de lado y me centré en acabar mis estudios. Intenté contentar a mi familia y convertirme en una persona de provecho. Hice una carrera, un master y diversos programas formativos para ampliar mi curriculum. Pero después de todo eso, me encontré con que no podía conseguir un trabajo y todo el tiempo que había invertido no me había servido de nada. Así que decidí que era el momento de hacer lo que siempre había querido hacer y no lo que se esperaba que hiciera. Entonces me propuse buscar el modo de ir a Japón fuese como fuese. Encontré el contacto necesario y conseguí reservar tres meses de estancia en Taishoen. Una vez se acabó el período establecido, sentí que había aprendido mucho, pero no lo suficiente. Para mí, aquello solo era el principio. Entonces hablé con mi maestro para expresarle mi deseo de volver como aprendiz. Al poco tiempo me aceptó. Pero por diferentes motivos, la situación se complicó y no pude volver hasta algo más de un año después. Pero a pesar de haber tardado, aquí estoy.
4ª-¿Cuánto tiempo llevas en Japón? ¿Cuánto vas a estar?
En estos casos se sabe la fecha de inicio, pero no la de fin. Uno tiene que seguir adelante, día a día, esperando el momento en que su maestro le diga: ya estás preparado, puedes irte. Es así como me lo han hecho saber. A día de hoy llevo algo más de un año. Quizás, en un período de tiempo comprendido entre los 3-4 años, pueda estar de vuelta. Pero eso es algo que no puedo confirmar.
5ª-¿Qué te gustaría hacer después?
Pues básicamente, volver a casa y crear mi propio jardín y mi propia escuela. Me gustaría darle a la gente de mi entorno todo lo que yo no he tenido. Lo más difícil para mi fueron los inicios. Porque estaba muy solo y no tenía a donde acudir. Tengo muchos proyectos e ideas en mente. Pero hay que ser paciente y hacer cada cosa a su debido tiempo. Ahora lo más importante es centrarse en el aprendizaje. Todo lo demás, ya llegará.
6ª-Algunos hemos estado en Japón durante diferentes lapsos de tiempo, ¿puedes contarnos tu día a día para ver las diferencias?
Las principales diferencias son: el horario, el nivel de exigencia y las tareas y obligaciones. Mi jornada laboral es de unas 10 horas diarias, los siete días de la semana. En teoría se empieza a las 8 de la mañana, pero yo tengo que entrar un poco antes, para hacer mis tareas de limpieza. Después tengo que realizar tareas de mantenimiento del jardín. A continuación ayudar con los trabajos de temporada. Y una vez acabado todo eso, puedo dedicarme a realizar mis trabajos. Paro de 12 a 1 para comer. La hora de salida es a las 7. Pero muchas veces tengo que quedarme hasta más tarde para poder acabar trabajos en los que no he podido avanzar lo suficiente durante la jornada. Los días libres, no son algo que esté pactado. Cuando me lo conceden lo aprovecho y ya está. Pero no sé cuando podré disfrutarlo hasta 1-2 días antes del mismo. Algunas veces tengo 2 al mes, otras uno, otras ninguno. Una vez pasé algo más de 2 meses sin descanso, para poder conseguir unos días extra para estar con mi pareja.
7ª-¿Qué es lo que más y menos te gusta de Japón?
Lo que más me gusta, en general, es su cultura, costumbres y tradiciones. Su forma de ver e interpretar las cosas. También me gusta su arquitectura, su jardinería y su gastronomía. Pero quizás lo más importante es que son buenas personas. Educados, amables, serviciales...
En cuanto a lo que menos me gusta, digamos que la lista es más breve. Principalmente que hacen todo a un ritmo aceleradísimo. Para mi es muy difícil adaptarme a ello. Pero lo intento. El tiempo en Japón es algo muy preciado.
8ª-¿Cómo llevas lo de la comida?
Perfectamente. Me gusta casi todo. Para mi no es un inconveniente. De hecho cuando voy a España enseguida la echo de menos. Solo he tenido problemas con la anguila y alguna de las vertientes más tradicionales de su dieta.
9ª-¿Qué es lo que más echas de menos de Galicia?
Muchas cosas. Igual la pregunta fácil sería: ¿Qué no echas de menos? En primer lugar a la gente. Mi familia, pareja y amigos. Y después, sin lugar a dudas, la comida. Sobre todo, aquello que es exclusivo de nuestra tierra, como: el pulpo, los pimientos de Padrón, la empanada, el cocido, las filloas, el licor café, la queimada… Podría seguir, solo digo lo primero que se me viene a la cabeza.
10ª-¿Cómo te ha cambiado tu estancia en Japón?
Sinceramente, no creo que me haya cambiado mucho. Creo que soy prácticamente igual que antes. Es probable que la gente que me conoce, desde fuera, si note algo. Pero, en ese caso, creo que se debe más a la edad que al hecho de estar aquí.
Hay quien dice que al volver, uno ya no se es el mismo, ya que ha cambiado mucho y en diferentes facetas. Puede que así sea, yo no lo discuto. Pues yo mismo sentí algo de eso la primera vez, he de reconocerlo. Pero ahora, no creo que sea para tanto. A base de trabajo todo eso pasa a un segundo plano. Y lo que realmente cambia es cada parte de tu cuerpo, que pierde años de vida a pasos agigantados.
En mi opinión, los cambios dependen, en gran medida, de la actitud con la que se viene y del carácter de cada persona. Pero sobre todo, un factor determinante es el tiempo. Si estás aquí 1-2 meses, cuando te vas aún está latente la magia de los primeros días. Pero a medida que pasa el tiempo, la rutina hace que uno ya no piense tanto en eso. Todo se vuelve más cotidiano y lo que antes era novedoso, ahora ya no lo es tanto. Muchos piensan que el bonsai es inmensamente relajante y que un lugar como este es algo así como un centro de retiro espiritual. Pero están muy equivocados. Muchos de mis allegados eran de esa opinión. Ahora ya no, porque les he informado. Sin embargo, a pesar de todo, yo estoy muy contento y mantengo que cada día que paso aquí es para mí como un regalo.
11ª-¿Cómo ha cambiado tu visión del bonsai?
No sabría muy bien que decir. Pero puede ser que lo que haya cambiado es que ahora lo veo todo más cercano, más real. Cuando estaba en casa leyendo, o cuando asistía a algún curso, era todo muy superficial. Hacía las cosas porque me decían que así debían de hacerse. Pero realmente, en muchas ocasiones, no sabía el porqué deberían ser hechas así y no de otra manera. Yo creo que muchas veces por mucho que leemos y observamos, lo que realmente sacamos en limpio es muy poco. Pues hay una gran tendencia a centrarse en lo superfluo, huyendo así de lo que realmente importa. En ese sentido, la mentalidad japonesa te hace ver las cosas desde un punto de vista más pragmático. Hay que saber priorizar y no perder tiempo. Porque el tiempo es dinero. Eso dicen.
12ª-¿Qué opinas del bonsai europeo?
Creo que el nivel ha subido bastante en los últimos años. Pero no me atrevería a decir que el bonsai europeo está a la altura del bonsai japonés y que no tenemos nada que envidiarles.
13ª-¿Cuáles son las diferencias para ti entre el bonsai japonés y el europeo?
Pues creo que la principal diferencia es que el bonsai en Japón está reconocido como una profesión. Si uno quiere ser un profesional en la materia, tiene que formarse, adquirir un título, una licencia expedida por parte del organismo oficial correspondiente y finalmente ejercer. O al menos es así como me lo han explicado. Puede que haya habido algún malentendido por culpa del idioma. Pero creo que en líneas generales, es así como funciona. Además, el hecho de que sean más profesionales implica que haya mucha más unión entre todos ellos.
En Europa esto ocurre con todas aquellas profesiones que están formalizadas, pero no con aquellas ocupaciones que son más novedosas, como el bonsai. Por ejemplo, para que un médico pueda ejercer, primero tiene que estudiar medicina, licenciarse, colegiarse y adquirir un número de licencia que le otorga el derecho a la práctica de su profesión de forma legal. Obviamente, esto es algo que probablemente no ocurra con el bonsai. Y si lo hace, llevará su tiempo. Pero creo que ese sería un gran paso para seguir avanzando.
Otra de las diferencias, es que en Japón hay una gran tendencia a la especialización. Así, por poner un ejemplo, hay gente que se dedica al cultivo de una única especie e incluso en un único estilo. Esto hace que esa gente adquiera un conocimiento y un nivel técnico altísimo en el cultivo y formación de dicha planta. Esto ocurre igualmente con las macetas, diferentes elementos para la exposición, herramientas, etc.
Suerte Manuel y hasta el final, que si tenemos que ir a hacerte una queimada para que te sientas como en casa, se va.
EL TIM